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3/6/14

El problema.Ejemplo


El problema

El proceso de transformación de la economía mundial hacia la globalización y el marco de la creciente competitividad internacional ha creado expectativas en torno a un tema bastante viejo: relación educación–desarrollo. Según opina Bitar (1986) este proceso de globalización ha restado importancia a la figura de América Latina que, prácticamente, lucha sola para salir de la crisis. Se sufre un nuevo impacto tanto en lo económico como en lo psicológico. Se viven momentos de reajuste y devaluación creciente. La deuda externa aumentó hasta tornarse irredimible y se comprometió mortalmente el ritmo del desarrollo económico. Se dispararon incontrolablemente las alzas en los precios al consumidor y se empobreció dramáticamente toda la población al reducirse el poder real de compra de los salarios. Frente a esta terrible realidad señala Bitar (1986:27)


En América Latina urge elevar la calificación de los recursos humanos. La base del nuevo estilo de industrialización será el factor humano... La construcción de un frente latinoamericano común, es importante para lograr un desarrollo autónomo con resguardo de la integridad nacional.
De lo anterior se infiere la necesidad de reconocer que el continente dispone internamente de medios para solucionar sus problemas ya que cuenta con la riqueza de sus recursos naturales, sus recursos históricos y culturales, así como, principalmente el potencial humano de sus pobladores. Si se pudiera desarrollar ese potencial se encontraría la solución de múltiplesproblemas.

Específicamente en Venezuela, el cambio se ha sentido con agresividad. Todavía en la década de los sesenta este país era citado como milagro económico. Era uno de los primeros países en el mundo con la tasa de inflación más baja y era uno de los países en vías de desarrollo con la tasa de crecimiento económico más alta. En estos últimos veinte años Venezuela ha sufrido un retroceso significativo con un nivel de ingreso percápita igual al que tenía hace treinta años (OCEI–BCV 1994).

Como puede verse lo que se viene planteando muestra una Venezuela que atraviesa uno de los momentos más críticos en su historia económica y ello es inseparable de la política educativa.

En todos los órdenes de vida se dan manifestaciones de pobreza creciente e ignorancia improductiva. Un clima de angustia avanza gradualmente en la medida que se vivencian altas tasas de desempleo, desórdenes y violencia en general. Dentro de este caos le corresponde a la educación un rol preponderante: Lograr una real y efectiva participación e incorporación del pueblo a la solución de los problemas que afectan al país. No se trata de la lucha por el valor de la moneda ni de los esfuerzos por obtener cada día más obras materiales. La búsqueda apunta hacia una auténtica capacidad productiva de la población y una real participación en la oferta y la demanda. Se necesita un hombre nuevo, un ser participativo y creativo que contribuya eficazmente con el desarrollo de la nación.

La mayoría de los venezolanos no puede ni sabe participar porque se les ha educado pasivamente, como simples espectadores y hoy día ni siquiera ven en la educación una vía de ascenso porque han pasado por las instituciones escolares pero no le han encontrado sentido a la información que reciben. La escuela, vista desde esta óptica, resulta desmotivante y, por lo tanto, no representa un incentivo fuerte para el educando, quien, agobiado por problemas de índole económico y social, no encuentra solución en la educación.

Actualmente, amplios sectores empresariales, industriales y políticos a nivel mundial están preocupándose por la perspectiva educativa. La inversión en educación empieza a ser vista como inversión en productividad; particularmente a la luz de los dramáticos cambios en los procesos productivos en el mundo. Como constatación de estas afirmaciones pueden leerse artículos de publicaciones como Fortune y The Economist, dedicadas a un público específico (sector financiero) y donde se le ha dado enorme importancia al tema de la educación para el sector productivo. En cuanto a América Latina, en lo que va de la década, hemos visto un conjunto de documentos entre los que destacan los publicados por la CEPAL, Transformación Productiva con Equidad (1990) y por CEPAL–UNESCO. Educación y Conocimiento: Eje de la Transformación Productiva con Equidad (1992).

Así, la educación debe girar en dirección a un cambio de paradigma, apuntar hacia un modelo de desarrollo post-industrial fundamentado en el pensamiento y la innovación, en la investigación asociada a la producción.

En Venezuela, el sistema educativo actual no ha arrojado resultados positivos. La queja en torno a lo mal preparado que están los estudiantes que ingresan a las universidades ya se hace añeja y dentro de esa escasa formación, juega rol fundamental el problema de la lectura. Las autoridades universitarias vienen manifestando sus puntos de vista en cuanto a las carencias de los bachilleres asociados a la falta de un pensamiento crítico e innovador.

Frente a esta situación, los investigadores están llamados a asumir el reto del cambio. El potencial humano del país es grandioso. La fuerza laboral, social y productiva de los millones de venezolanos puede unirse para configurar un nuevo mundo. La educación es fundamental para abrir las puertas de la esperanza; pero se necesita que la educación llegue a todos. Se requiere, además, que la educación sea de calidad y que responda a las necesidades concretas y vitales de la comunidad en un período dado de tiempo.

Hasta ahora el sistema educativo ha demostrado ser uniforme en sus modelos de enseñanza mecanizando y destruyendo la originalidad de los educandos. En la búsqueda de un cambio, muchos investigadores han comenzado a experimentar caminos diferentes pero en forma aislada.

Los programas han sido reformulados bajo la óptica de la creatividad y la imaginación como elementos fundamentales, no obstante, la práctica sigue arrojando resultados poco alentadores: alumnos que memorizan, alumnos que no producen, alumnos con dificultad para poner en práctica su capacidad inventiva. De la mayor parte de las escuelas y liceos son pocos los estudiantes que egresan en posesión de una mente creativa y esos pocos no son creativos por la forma en que fueron educados. Cuando un estudiante no desarrolla su potencial, la culpa en una u otra forma, es del sistema en el que aprende. Todo sistema que no forma hombres constituye un fracaso social imposible de evadir. La primera necesidad del mundo actual es la educación porque es el instrumento que nos hace libres y nos iguala, pero la educación que se imparte en nuestras escuelas está lejos de ese modelo.

Como todo proceso educativo se dirige al entendimiento humano, lo lógico es promover, entonces, que éste se desarrolle. La vida económica, política y social se derivan de la capacidad de creación del hombre. Todo invento y todo descubrimiento es el resultado de la elaboración mental de un hombre o un grupo de hombres con capacidad de crear. De allí que lo esencial e insustituible sea un cerebro en actividad, una persona creativa. En algunos países el subdesarrollo económico se debe al subdesarrollo político; en otros es al contrario, pero en todos, tanto uno como otro son una consecuencia directa e ineludible del subdesarrollo cultural. Cuando un Estado llega a la categoría de gran potencia, ello se debe a la capacidad creativa de un buen número de hombres y mujeres que laboran en su territorio.

La Educación Básica, pilar fundamental en el proceso educativo, necesita con urgencia, enfocar sus contenidos, técnicas y recursos a la realidad actual. Las múltiples necesidades de la sociedad contemporánea exigen políticas educativas diferentes a las tradicionales, que vayan de acuerdo a lo vertiginoso del momento y no permanezcan rígidas, estáticas e infuncionales. Lo anterior lleva a estudiar los programas aprobados por el Ministerio de Educación en un área prioritaria como lo es la Lengua en cuanto al logro de un individuo creador y crítico. Por otro lado, se pretende investigar en torno a las teorías sobre creatividad a fin de establecer una plataforma teórica válida que permita instrumentar criterios efectivos a favor de la enseñanza de la Lengua, con miras a obtener un producto distinto, es decir, un individuo con personalidad creadora.

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